Desde hace años, Francesco Totti ya no tiene que preocuparse por los hombres con pantalones cortos, sino por los que llevan toga, los mismos que han abierto dos causas penales contra él en las últimas semanas según cuenta el diario con sede en Milán, La Verità. De hecho, ‘Er Pupone’ tendría que afrontar un proceso por falta de declaración fiscal. Delito previsto en el artículo 5 del Decreto Legislativo 74/2000 que prevé penas de 2 a 5 años y que se comete con el fin de evadir el impuesto sobre la renta o el valor añadido. El fiscal Vincenzo Barba debería citarlo para aclarar su posición en la semana siguiente a la Inmaculada Concepción.
En su momento también se informo que la Policía Financiera había iniciado una auditoría fiscal al campeón del mundo. Al final de la investigación, la Fiamme Gialle cuestionó algunas apariciones publicitarias para las cuales el ex capitán de la Roma no había abierto un número de IVA específico, aunque los anuncios no eran para él una actividad ocasional. En este caso se esta hablando de una deuda de unos pocos miles de euros que, sin embargo, con sanciones e intereses habría ascendido a más de 200.000 euros. Cuando Totti se dio cuenta de la mala situación decidió pagar la cantidad solicitada y cerrar la disputa. La Fiamme Gialle comunicó el resultado de los controles tanto a la Agencia Tributaria como a la Fiscalía y, a principios de otoño, los fiscales decidieron incluir a Pupone en el registro de sospechosos por no declarar.
Su exmujer y sus abogados, tras haber constatado una disminución de los ingresos del exfutbolista en el caso de separación, vincularon este «empobrecimiento» no al final de su carrera profesional, sino a su adicción al juego. Los abogados denunciaron: «En efecto, parece que, en el período comprendido entre septiembre de 2020 y septiembre de 2023, Totti despilfarró en juegos de azar, mediante diversas transferencias bancarias, la mayoría de las cuales al Casino de Montecarlo, la impresionante suma total de 3.324.000 euros». Los abogados también añadieron: «Despilfarró dinero que debería haber sido asignado a la familia (aunque sólo fuera como patrimonio futuro para sus hijos) por un millón de euros al año en juegos de azar. En sólo 20 días en 2023 se jugó 551.000 euros.» La defensa de Blasi también acusó al ex campeón de no haber indicado, en la autocertificación inicial, todas las «tarjetas de crédito y todas las cuentas corrientes a su nombre o nombre conjunto o sobre las que en cualquier caso pueda operar».
Para los abogados habría sido una «omisión gravísima» y, por ello, habían pedido al juez que evaluara «cuidadosamente» el comportamiento de Totti ante una posible transmisión de los documentos a la Fiscalía por declaración falsa «en el forma de omisión». En cuanto a los spot publicitarios, los defensores de Blasi se habían pronunciado y habían denunciado que Totti había declarado sólo una parte de los ingresos percibidos en concepto de derechos de imagen (el 40 por ciento de sus honorarios testimoniales), destinados a la empresa Número Diez, íntegramente propiedad del exjugador. Sin embargo, la Fiamme Gialle habría constatado una situación menos grave, remediada con la apertura del número de IVA específico por parte de Totti y el pago del importe adeudado. Pagos que, sin embargo, no cerraron definitivamente el partido. De hecho, Totti tendrá que acudir a la Fiscalía junto a su abogado dentro de dos semanas y salvo sorpresas de última hora. Alguien ha planteado la hipótesis de que el expediente por presunto abandono de su hija Isabel, cuando tenía 7 años, avanza hacia ser archivado. En el proceso penal, Blasi acusa a Totti de haber dejado a Isabel sola en casa cuando estaba bajo su custodia. La disputa se refiere a la tarde del 27 de mayo de 2023. Ese día, durante una videollamada entre Blasi y su hija, la madre, que se encontraba en el extranjero, descubrió que la pequeña se había quedado sola en la casa con otros dos niños de 9 años y 12 años (probablemente hijos de Noemí Bocchi, la nueva pareja de Totti).
Por este motivo, los abuelos de Isabel acudieron inmediatamente a comprobar la situación. Pero, luego de llamar al intercomunicador, no obtuvieron respuesta y por eso avisaron a la policía. Una patrulla se habría dirigido hacia el elegante apartamento de Roma Nord a las 23.20 horas, pero una vez llegado al lugar los agentes, en lugar de subir al ático para comprobar que todo estaba en orden, se habrían quedado esperando, por orden superior, a que la llegada de una patrulla con personal femenino a bordo «si fuera necesario para los fines de la investigación». Mientras los agentes esperaban para actuar, Christian, el hijo de diecisiete años de Totti, había tenido tiempo de regresar a casa y había preguntado a la policía qué estaba pasando y después de ser invitado a pedir explicaciones a su madre o a su abuela, había anunciado que «El padre llegaría pronto.» A medianoche finalmente apareció Totti, quien, según la nota de los agentes «informó que sus hijos estaban en compañía de una persona de confianza» y «los invitó a subir a su casa para comprobar su veracidad». Entonces los cuatro policías entraron en el apartamento de este último junto con Francesco y se encontraron a una nana rumana de cincuenta años».