Nos gustaría encontrarle sentido a este momento, aunque este momento no tenga ningún sentido. Nos gustaría encontrarle significado a esta historia, incluso si esta historia no tiene sentido. Porque si Dybala se fuera de la Roma sería una derrota para todos: para nosotros, escribe Daniele Lo Monaco en el diario Il Romanista, los aficionados, que perderíamos en cualquier caso al jugador más fuerte de la plantilla sin tener la certeza de poder sustituirlo adecuadamente; para el entrenador que, habiendo aceptado/sufrido un traspaso tan doloroso, deberá asumir un riesgo importante a pocas horas del inicio de la nueva temporada; para el club, que de un plumazo habría quemado ese caudal de entusiasmo generado por el doble fichaje Soulé-Dovbyk, del que se viene hablando desde hace días precisamente en la perspectiva del proyecto técnico casi galáctico generado por la posible convivencia técnica con ‘La Joya’ y también para el futbolista que dejaría Roma (y Europa) sin éxito y de la peor manera, renunciando a sus sueños de gloria a los treinta años para irse a vivir como pensionista (de Stralux) a una liga de nivel inferior. ¿Hay margen para un replanteamiento? Nos gustaría creerlo, aunque todo, en la triste víspera de ferragosto que viven los aficionados romanos, sugiere que los caminos entre la Roma y el argentino se están separando.
Así que ayer el pueblo romanista, desconcertado y frustrado, se volvió a dividir. Algunos incluso atacaron a De Rossi – y otros fueron demasiado lejos, incluso amenazándolo y tomándola con sus hijos – con la idea equivocada de que fue él, con sus decisiones recientes, lo que empujó a Paulo a mirar a su alrededor. Otros con el club, culpables de haber «informado» el interés del club saudí al entorno del jugador en lugar de rechazarlo con desdén (y quizás algún día alguien aquí nos explique por qué la cláusula tenía que expirar y luego pasar a negociar la traspaso también con el club, que hasta ayer por la tarde aún no había recibido una oferta formal). Sin embargo, nadie ha reprochado nada al jugador que sigue siendo protagonista del incidente: porque fue él quien advirtió a la Roma a principios de verano que, en caso de una oferta interesante del extranjero, podría abandonar Italia antes del 31 de julio (poniendo el club en la tesitura de tener que pensar en una Roma con él y otra sin él, y la compra de Soulé de alguna manera satisface la doble necesidad) y porque siempre fue él quien decidió escuchar las ofertas de Arabia Saudita, con el cláusula había expirado, después de haber hecho saber a todos que la perspectiva árabe no le agradaba en absoluto.
Si lo pensara de nuevo, la Roma estaría lista para celebrar que se fue el peligro y estamos seguros de que De Rossi también estaría feliz. Si en cambio él se fuera, la loba estaría lista para lamerse sus heridas e intentarlo de nuevo. Y siempre, y para siempre, nos encontraría del mismo lado. No olvidamos ciertas promesas. Nunca.