La reconstrucción de la Roma está en sus primeras fases, pero De Rossi, en las conversaciones iniciales con el nuevo director deportivo Ghisolfi, ya ha indicado cuáles son las prioridades en el mercado de fichajes de verano: quiere dos extremos ofensivos adaptados a su juego, los quiere fuertes y con determinadas características técnicas cuenta Corriere dello Sport. El técnico ya había subrayado la importancia para sus formaciones de jugadores rápidos que salten al hombre, que generen imprevisibilidad y profundidad. Perfiles que también pueden jugar en toda la banda si es necesario, como hace El Shaarawy cuando la Roma defiende con cinco, pero que antes que nada puede traer goles a la Roma. Muchos goles.
El nuevo nombre es el del extremo de la Fiorentina que acaba de terminar una temporada fluctuante y de una actuación decepcionante en la final de la Conference League, hasta el punto de haber pedido disculpas a la afición de la Viola el domingo por la tarde tras el gol marcado contra el Atalanta en el tiempo añadido. El argentino no vive en estos momentos uno de sus mejores momentos con el club toscano, con demasiados rumores sobre su vida nocturna en la ciudad, sus vaivenes sobre el césped y los rumores sobre su futuro fuera de Florencia. La Roma aún no ha tenido contacto con el club de Commisso ni con los agentes de Nico, pero a De Rossi le gusta mucho el argentino -convocado para la Copa América- y lo considera ideal para el juego que quiere desarrollar por las bandas.
Pero las piezas finas cuestan dinero y para complacer a De Rossi se necesita un ‘pequeña‘ cantidad. También para llegar a Federico Chiesa, la primera petición real para la banda, valorado en 25 millones pero probablemente negociable dado que el contrato expira en 2025. La Roma quiere intentar entrar en la probable subasta que se desencadenará cuando los agentes del jugador anuncien el estancamiento en Renovación con el club Juventus.