La Roma no ejecutara al opción de compra por Romelu Lukaku, lo sabe también Daniele De Rossi, que hace unos días había admitido las «dificultades» del club para retener al delantero centro belga, escribe Alessandro Angeloni en Il Messaggero. Pero Lukaku hoy está en el centro del debate no tanto por lo que será, sino por lo que fue, lo que significó para la Roma en este año intenso.
Hay quienes lo consideran imprescindible, los entrenadores ante todo, y quienes lo consideran una carga. Marcó poco, casi nunca fue decisivo en los partidos importantes, como el de la otra noche en Leverkusen, estos son los cargos. Veamos. Empecemos por la otra noche anterior, BayArena, cero goles y un partido de sacrificio, con algunos errores técnicos. Pero se espera más de Romelu. Mientras tanto, los goles para ir a la Champions, que tendrán que llegar en los próximos tres partidos, especialmente el de mañana en Bérgamo contra el Atalanta, al que ha marcado en los últimos años.
En enfrentamientos directos, el belga demostró de qué está hecho en tres ocasiones, ante Fiorentina, Napoli y Juventus. Y hablemos del campeonato, pero en Europa acabó con siete goles. En total, veinte goles (uno de ellos en la Copa de Italia), que si se reparten en los 45 partidos disputados, no son muchos para la mayoría. Lukaku tiene ahora tres partidos disponibles, la Roma y De Rossi, piden el último regalo, el que se recordará. Los Giallorossi no ganan en el campeonato desde el partido en Udine y fueron necesarias dos jornadas para conseguir los tres puntos, en la primera Romelu también había marcado el empate.
Mañana hay una verdadera final, que la Roma está llamada a ganar para no desperdiciar todos los sacrificios realizados en los últimos meses. Lukaku estará en el centro del ataque con el Atalanta, aunque pronto tendrá que despedirse. Mou nunca le sacó del terreno de juego, De Rossi hace lo mismo. Quizás ellos, que son entrenadores de profesión, quizás vean cosas que un simple aficionado no ve.