Una mancha en el curriculum. Una mancha blanca y negra. Leandro Paredes es uno de los ex del partido ante la Juventus. No es el único. La lista de ex del partido también incluye los nombres de Dybala y Spinazzola, pero él es sin duda el más fresco entre los que tienen pasado en Turín, del lado Vinovo.
El centrocampista espera ser confirmado como regista por Mourinho en el once titular para ‘vengarse’ de un técnico que no le entendió del todo. No es ningún misterio: Allegri y Paredes discutieron fuertemente en abril pasado. Su tiempo de juego con los blanquinegros fue disminuyendo poco a poco después de Navidad, a pesar del título de campeón del mundo conquistado en el invierno de Qatar. La temporada pasada fue desastrosa a nivel personal, excluyendo el Mundial. ¿La salida? Inevitable. La elección del proyecto de Roma también fue consecuencia de ese malestar. Al fin y al cabo, volvió a un ambiente que conocía de memoria, que le mimaba de niño, para sentirse rodeado del cariño de la afición giallorossi y de algunos amigos íntimos, en primer lugar Dybala.
Además, con la camiseta número 16 a la espalda tras la luz verde de Daniele De Rossi. Quería a la Roma y ya está. Quería quedarse en Italia también para desafiar a la Juventus, ese pasado tan cercano pero que ahora parece muy lejano escribe Lorenzo Scalia en el Corriere dello Sport. Para él el Juventus-Roma no es un partido cualquiera. Es como una final de Copa del Mundo. Es una oportunidad para ocupar un lugar central, para ascender en la clasificación de la Roma, pero también para hacer tropezar al equipo de Allegri en la carrera por el Scudetto.