Una vez (Milan), aunque acababa de llegar, podría ser una coincidencia. Dos (Genoa) también. La tercera (Inter), Agatha Christie ya habría flaqueado al hablar de «pruebas». Pero si luego se añade un cuarto (Slavia Praga) e incluso un quinto (Lazio), no hace falta decir que nadie se ofenderá en Trigoria si se dijera que la Roma se ha vuelto dependiente de Lukaku escribe Gianluca Lengua en el diario Il Messagero.
De la serie: si Romelu no marca, los giallorossi no ganan. Sólo ocurrió una vez, ante Monza, y esto, parafraseando al célebre policiaco, podría ser «una coincidencia». El resto no lo es. Hay una Roma con Lukaku y otra sin él. Al fin y al cabo, hablamos de un delantero centro que en la peor temporada de su carrera (2021-22 con el Chelsea) marcó 15 goles: 2 más que los que marcaron Abraham y Belotti juntos el año pasado. Ahora ya suma 9 goles en 14 partidos.
Mientras tanto, junto a Dybala (que tiene a los friulanos como su ‘víctima’ favorita en la Serie A: 12 goles en 19 partidos), ha entrado en la carrera por los «Dubai Globe Soccer Awards». Mercado, el árabe, que si dependiera del padre de Romelu, tuvo que ser aceptado ya este verano. En cambio, el futbolista optó por implicarse en la Roma para relanzarse. Imaginar una Roma hoy sin Romelu (contratado con el Chelsea hasta 2026 y con una rescisión ya fijada en la monstruosa cifra de 43 millones) parece imposible. Independientemente de lo que piense el director general Pinto, quien hace apenas un par de días declaraba que «el mercado incide entre un 20 y un 30% del resultado».