«Más que descansar, ahora tenemos que pensar, hacer introspección y comprender por qué las actuaciones individuales de tantos jugadores fueron horribles. El rendimiento de un equipo es la suma de los rendimientos individuales: es imposible ganar un partido cuando tanta gente ha jugado a un nivel tan bajo«. Así, con la mente un poco más fría, Mourinho, que destrozó el equipo en Praga, con la esperanza de reconstruirlo en apenas dos días.
Porque el derby del domingo para la Roma es «el partido de la vida», y esta vez es en serio. Después de todo, poco se puede salvar del deprimente partido en el Fortuna Arena. Sólo Bove, dijo el entrenador, pero tal vez ni siquiera él. Mou fue duro con el equipo, con los jugadores de la vieja guardia y con los de la nueva, tanto en el vestuario al final del partido como con unas palabras ayer por la mañana. En el hotel del centro de Praga, que acogió a los Giallorossi, sólo bocas cerradas y miradas tensas. Estamos más o menos al nivel del post Inter-Roma de la Copa de Italia de hace dos años. Un grupo así no puede aparecer en el campo frente a la Lazio y esperar salir ileso del Olímpico asegura Angelo Angeloni en el diario Il Messagero.
En estos dos años Mou no ha conseguido subir el nivel, no tanto a nivel técnico, sino a nivel de mentalidad del equipo. El domingo no será un simple derby. Están en juego millones de euros. Es fácil pensar que Mou no se sentará en el banquillo de la Roma el próximo año, también será fácil creer que, sin el cuarto puesto, muchos le seguirán y el proyecto de la Roma vivirá un nuevo comienzo. Empezaremos de nuevo desde cero. ¿Y Pinto seguirá ahí? Su contrato también está llegando a su fin, como el de José, como Rui Patricio, además están las posiciones de jugadores como Dybala, Lukaku y Sanches por resolver. En resumen, el Club, sin el dinero de la liga de Champions, difícilmente podrá retener a sus grandes nombres. Y por eso el derby del domingo pesa como una piedra en la frágil cabeza de los jugadores «no profesionales». Los derbys no se juegan, se ganan. Y esta vez tiene que ser así.
