La frase que todo romanista esperaba escuchar José Mourinho la dijo, con ojos brillantes, en el interior del estadio de Budapest: «En septiembre la fiesta volverá a empezar«. La referencia no era al campeonato, que Mou también quiere acabar entre los cuatro primeros, sino a Europa escribe Ciara Zucchelli en el Corriere dello Sport.
Es Europa conquistada en Tirana en 2022 (la Conference) y rozada en Budapest el 31 de mayo. La Roma se sintió despojada de la Europa League, Mourinho más que nadie y así, a la espera de que la fiesta vuelva a empezar de verdad, en Trigoria se pueden consolar con un pequeño pero gran premio. Gracias a la semifinal de 2021 y, sobre todo, a las dos finales de 2022 y 2023, la Roma se sitúa ya entre los diez primeros del ranking UEFA.
El equipo de Mourinho, al que su compatriota Fonseca había dejado en el decimotercer puesto, es noveno y nunca había estado tan alto desde que se estableció el marcador entre clubes en 1979. La clasificación actual, valga decirlo, está liderada por el City y los jeques, mientras que la Roma está empatada en el noveno lugar con la Juventus.
En las dos copas, la Roma, los jugadores, el entrenador y la afición formaban un solo cuerpo compacto, con miles de personas en todo el mundo: desde 200 en Bodo, en el Círculo Polar Ártico, hasta 30.000 en Budapest, gracias a Mou Europe ha ha sido coloreado de amarillo y rojo por todas partes. Nada que ver con el periodo Fonseca, también porque fue el apogeo de la era Covid, y nada que ver con la semifinal de la Champions League de 2018. Un resultado loco, extraordinario, tan bonito como increíble, inesperado y, en algunos maneras, al azar. Aquella semifinal ya no es válida a día de hoy a efectos del ranking (que se actualiza a partir de 2019) y por eso el noveno puesto de la Roma tiene aún más valor.
La dimensión europea del club también puede ser determinante a los efectos del patrocinador, dado que la Roma, a día de hoy, no tiene marca en la camiseta. El departamento de marketing del club está trabajando ello y, en ese sentido, sería valioso aprovechar la trayectoria en las copas. Si, entonces, no hubiera estado Taylor y los penaltis, la Roma no sólo tendría hoy una copa más, sino que estaría preparándose para la Supercopa de Europa ante el City. Guardiola contra Mourinho, el reto de los retos.