Paradigme

Mourinho estaría preparando un muro defensivo para frenar al Leverkusen en Alemania; será fundamental la labor de la dupla Bove-Wijnaldum

Habrá sufrimiento y José Mourinho lo sabe bien. Pero la oportunidad es demasiado tentadora, escribe Andrea Pugliese en La Gazzetta dello Sport, exactamente como el deseo de llegar hasta la final. Y así mañana en Leverkusen será una Roma de batalla, dispuesta a todo para llegar a la final, en Budapest, disputando su quinta final europea (incluida la Copa de Ferias 1960/61). La que entonces para el técnico portugués sería incluso la novena de su periplo europeo, un periplo también curioso: excepcional en finales de copa (5 victorias de 5), dramático en finales de Supercopa (tres derrotas de tres).

Pero, ¿cuál es el mejor camino para llegar al cielo? La Roma jugará mañana un partido puramente defensivo, con el centro de gravedad muy bajo y ganas de ir a hacer daño en transición, buscando ese gol con el contragolpe que puede llevar a la rendición del Bayer. El plan de juego prevé no dejar campo para que los alemanes regateen, ni sitio para sus velocistas (Diaby y Frimpong sobre todo). Un poco como en la ida, donde -salvo en los primeros 7 minutos en los que los giallorossi tuvieron que asentarse bien- la Roma prácticamente no sufrió, esterilizando todas las fuentes del juego de Xabi Alonso.

Si no arriesgando en el final, más por errores propias (la metedura de pata Rui Patricio-Ibáñez) que por los méritos de sus adversarios. Para este tipo de partidos Mourinho tiene en mente algunos movimientos, empezando por la línea defensiva que será móvil, que gracias a las carreras de los dos laterales (Zalewski por la derecha y Spinazzola por la izquierda) a menudo se estirará, pasando de tres a cinco. Esto para ir creando un muro defensivo frente a Rui Patricio, con obra de los dos centrocampistas (Bove y Wijnaldum) para incomodar a los centrocampistas ofensivos del Bayer Leverkusen. Y será fundamental la labor del joven centrocampista (decisivo con su gol en la ida) y del neerlandés, porque en un partido defensivo la Roma también necesitará la reanudación, para «arrebatar».

Sobre todo, Mourinho le pedirá dos cosas a Pellegrini: que el delantero centro inglés no se sienta demasiado solo y que moleste al mediapunta ofensivo en la fase de creación (considerando la ausencia de Andrich por lesión, allí jugará Demirbay). Sí, Abraham, en cambio tiene la tarea de trabajar en vertical, de hacer daño en los espacios, para luego ir a buscar esos balones que llegarán desde atrás, de Bryan Cristante, quien en el aligeramiento defensivo muchas veces intentará superar la primera presión alemana levantando la pelota y va a jugar en la punta.

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