No hay fisura, ni ruptura ni polémica hacia Mourinho luego de que dejara algunas críticas a una parte de la afición. Los romanistas saben que el técnico ha querido tomar posición para defender al equipo y compactar aún más el ambiente de cara al delicado partido del jueves. Aunque esos pitidos desde la grada y criticados en la conferencia fueron mal interpretados por Mou y no iban dirigidos a lo sucedido césped. O al menos casi todos cuenta Corriere dello Sport.
«Hay una curva que apoya y hay zonas que siento que están en silencio –dijo en la conferencia–. Luego hay otra zona, frente a mí, a la derecha, que parece ocupada por hinchas contrarios. Me disculpo por estas críticas porque no es mi trabajo, pero hago todo esto por mis jugadores«.
Un grito de ayuda lanzado por el técnico y que fue recibido por la afición: el jueves ante el Salzburgo no habrá abucheos para el equipo, sino mucho apoyo sea cual sea el resultado. Los (pocos) abucheos a algunos jugadores (como Karsdorp, no del todo perdonado) venían desde las gradas laterales del Olímpico, otros se escuchaban en la Curva Sud y distintos pero por dinámicas internas que envuelven el delicado momento que vive el sector ultra sobre todo el grupo Fedayn, cuyo destino aún no se ha escrito.
De las reconstrucciones parece que durante la segunda parte uno de los grupos de ultras no guardó el silencio pactado antes del partido por respeto a los Fedayn y por ello los pitidos partieron desde la curva y desde otros sectores del estadio.
Malinterpretados por Mou que pensó que iban dirigidos a los jugadores. Por ejemplo, los pitidos que se produjeron durante un balón perdido por Bove en realidad iban dirigidos en ese mismo momento hacia unos aficionados que estaban transgrediendo el acuerdo entre los grupos. Mourinho no sabía del delicado momento de la afición de los giallorossi y ciertamente no tenía idea de que esos abucheos no iban dirigidos mayoritariamente al terreno de juego.