La situación es bastante clara: Stephan El Shaarawy tiene un contrato que vence en 2023 y la Roma tiene la opción de renovarlo antes del 30 de mayo. Si fuera por él, ya habría discutido la renovación y, a los 30 años, también habría hecho un razonamiento diferente, centrándose en sí mismo y en una elección de estilo de vida.
No hay problema en rebajarse el sueldo de más de 3 millones, porque está bien en la Roma, porque siente la Roma como una segunda piel y está convencido de que puede hacerse un hueco. La cuestión, sin embargo, no está solo en manos de Stephan: está Mourinho, que le considera una alternativa válida cuando está bien, y está el club, que nunca ha hablado de una renovación y, eso sí, está dispuesto a escuchar cualquier ofertas si llegan en las próximas semanas cuenta Corriere dello Sport.
Veremos qué sucede en las próximas semanas. Un jugador de su experiencia podría atraer a muchos clubes. En Italia y en el extranjero. Y si, como parece, la Roma vuelve a apostar por un 4-2-3-1 en el futuro, se le podrían abrir puertas aún más importantes: es una formación que conoce bien, el extremo entre los tres centrocampistas ofensivos es un papel agradable para él que, entre otras cosas, le permitiría disparar a portería con más continuidad.