El punto con el que regresa la Roma de Sevilla es merecido porque los giallorossi han sabido superar las dificultades de una primera parte agotadora y organizar una recuperación más agresiva y decidida, impidiendo que el Betis regatee y contraataque.
El empate, y esta es la segunda buena noticia, permite a la Roma evitar demasiados cálculos: alguien tendrá que hacerse, porque el pecado original de la derrota en Bulgaria ha complicado el camino de los giallorossi y por eso los enfrentamientos directos tendrán valor, y quizás hasta la diferencia de goles, pero superando al Helsinki en Finlandia y al Ludogorets en el Olímpico, la clasificación para los playoffs de la Europa League no debería escapar.
El primer criterio que se adopta en caso de empate es el mayor número de puntos en los enfrentamientos directos (clasificación separada). Solo más tarde entraría en juego la mejor diferencia de goles en los enfrentamientos directos y finalmente el mayor número de goles marcados en los enfrentamientos directos.
En el caso de varios equipos con puntos iguales, si usan los criterios del 1 al 3 dos o más equipos siguen empatados, estos criterios se reutilizan considerando solo los partidos entre los equipos que aún están empatados; 5: mejor diferencia de goles global del grupo; 6: mayor número de goles marcados en el grupo; 7: mayor número de goles marcados fuera de casa en el grupo; 8: mayor número de victorias de grupo; 9: mayor número de victorias fuera de casa en el grupo; 10: mejor conducta de juego limpio; 11: mejor coeficiente UEFA.
Entonces, para la Roma en este momento, la única forma de clasificarse es obtener 10 puntos empatados. Los giallorossi se ven obligados a ganar los dos últimos partidos del grupo, intentando ganar al Ludogorets con al menos dos goles para sacar ventaja de la diferencia de goles en los choques directos con los búlgaros.