El primer paso ya se ha dado. El director general de la Roma, Pietro Berardi, entregó este lunes al alcalde de la capital italiana Roberto Gualtieri el estudio de viabilidad técnico-económico para la construcción del nuevo estadio de Pietralata. Durante la visita al Capitolio, la delegación giallorossi -compuesta por Berardi, el responsable jurídico Lorenzo Vitali y la consultora Lucia Bernabé- se entregaron dos cajas que contenían 12 tablas de mapas de la zona en cuestión y todos los informes pertinentes. Además, el club también ha adjuntado la solicitud de convocatoria de la Conferencia de Servicios preliminar, que en un plazo de 90 días decidirá sobre el Interés Público del proyecto (preparatorio para aprovechar la ley de estadios).
Una vez completado este paso fundamental, la Roma deberá presentar el proyecto definitivo al Municipio, que será evaluado por la Conferencia de Servicios con poder decisorio. La intención de los Friedkins -que participarán activamente en el diseño del estadio- es disputar el primer partido oficial en las nuevas instalaciones en la temporada 2027/28, para celebrar el centenario del club por todo lo alto.
Los dueños norteamericanos de la Roma pretenden construir una “joya” exportable a todo el mundo, y para ello es fundamental que el estadio cumpla con los criterios para poder albergar una final de cualquier competición europea. Por eso, el nuevo inmueble tendrá capacidad para 61 mil espectadores, pero será ampliable hasta 65 mil según cuenta este martes Il Tempo.
No hay cambios, sin embargo, para la Curva Sud: el sector más caliente de la afición giallorossi podrá contener el mismo número de personas que actualmente se espera en el Olimpico, por lo que todos los abonados tendrán garantizado el mismo lugar.
El gasto de Friedkin no será inferior a 450 millones de euros y no se referirá a estructuras de edificios adicionales, como estaba previsto en el plan anterior en Tor di Valle, el cual a la postre terminó fracasando.