A veces, las buenas noticias también pueden borrar la melancolía del tiempo perdido, escribe Massimo Cecchini en La Gazzetta dello Sport. El 30 de diciembre de 2012, con la firma del acuerdo entre el entonces presidente Pallotta y el empresario Luca Parnasi, en una mañana soleada en Orlando, Florida, parecía acelerarse la construcción del nuevo estadio de la Roma en Tor di Valle.
Ahora, casi diez años después, sopla un buen viento en las velas del club giallorossi y se esperan acciones concretas la próxima semana. Gracias a Friedkin, el viejo proyecto «pallottiano», heredado por 16 millones, quedó definitivamente archivado hace un año. Ahora, la directiva, actuando en sinergia con la administración municipal, eligió el área de Pietralata para construir lo que debería ser un estadio muy moderno, aunque solo sea en términos de ecosostenibilidad.
Hace unos días hubo una reunión cognitiva entre una delegación del Club, representada por el director general Pietro Berardi y el prefecto Matteo Piantedosi, sobre el tema de la seguridad relacionada con la gestión de eventos deportivos. Y en la ocasión, la empresa habría recibido amplias garantías sobre la viabilidad de la operación de Pietralata.
El lunes, Roma está lista para presentar el plan de factibilidad del proyecto, el primer paso de todo el proceso. Los Friedkins están dispuestos a invertir 400 millones de euros en la obra, confiando en que para 2026 Roma tenga su nueva casa.
