Lo que bloquea la llegada de refuerzos a la Roma en este momento es el mercado saliente. Si el escollo para ver a Belotti con la camiseta de los giallorossi siguen siendo los temas de Shomurodov y Félix, hay otro asunto que sigue poniendo en aprietos al director general Tiago Pinto que, antes de intentar complacer a Mourinho –sigue pidiendo un delantero – tiene que lidiar con los caprichos de los jugadores al margen del proyecto según cuenta Il Tempo.
Diawara ha sido el lastre del mercado romanista desde principios de verano, ahora Justin Kluivert ha puesto los pies en alto. De hecho, el neerlandés tiene desde hace tiempo un acuerdo con los ingleses de Fulham -los que han supuesto un rico sueldo y bonos su agente sobre la mesa- y en virtud de la palabra dada a los ingleses rechaza todos los demás destinos propuestos por la Roma. De hecho, en Trigoria se recibió una oferta considerada satisfactoria por el club Friedkin, que sin embargo ni siquiera fue considerada por Kluivert. Una situación similar a la de Carles Pérez, que tras llegar a un acuerdo con el Celta de Vigo, ignoró el cortejo de varios equipos dispuestos a garantizarle un salario adecuado e incluso a contratarle con la obligación de compra.
