Realmente no se puede decir que a Roma le falte carácter. Uno, dos, tres episodios pueden ser circunstancias afortunadas. Aleatorio. Cuando son quince, no. El equipo ha asimilado la mentalidad que pide Mourinho en cada entrenamiento, en cada vestuario: nunca rendirse, nunca pensar que los partidos se te escapan sin darte una última oportunidad. Son 15 los goles marcados en el último cuarto de hora de juego. El de El Shaarawy es el último de una larga serie que no tiene igual en la Serie A. Tras el 90, la Roma ha marcado siete veces en esta liga, gracias también al banquillo según cuenta hoy Corriere dello Sport.
Doce jornadas seguidas sin perder, en tres partidos fuera de casa logró borrar la desventaja en la recuperación (Sassuolo, Udinese y ahora Napoli). Tres empates y por lo tanto tres puntos que quizás no alteren la clasificación, pero que ayuden a allanar el camino a las certezas. Por el momento la Roma mantiene el quinto lugar, a la espera de los resultados de la Fiorentina que tiene un partido menos.
Si el gol de El Shaarawy, quien anotó sus tres goles de la temporada pasados los 90 minutos, hubiera llegado unos minutos antes, quizás la Roma hubiera conseguido ganar el partido. E intentar lo mismo, hasta el final, cuando finalmente se sintió superior a su oponente. Son cimientos esperanzadores sobre los que construir el futuro, o por qué no, el presente: una final europea hay que ganarla en la Conference League.