«Tiene la actitud adecuada, calidad, inteligencia y sabe de fútbol. Espero no equivocarme al decir que Bove dará satisfacciones tanto a la Roma como a la selección”. Afirmó Paolo Nicolato, técnico de la selección italiana Sub 21. De hecho el técnico de los Azzurrini tardó sólo 2-3 sesiones en darse cuenta de que Mourinho no se equivocaba.
Poco importa que José en los entrenamientos siga llamándole en broma «niño» y el técnico haya preferido no utilizarle en los amistosos ante Montenegro y Bosnia. Edoardo entendió que en el fútbol, como en la vida, hay que estar preparado porque el tren tarde o temprano pasa. Y si 77 minutos en Liga le bastaron para hacerse notar en la Sub 21, Mourinho tardó mucho menos en decidirse a mantenerlo de forma permanente en el primer equipo.
Una relación, la de José, directa, franca. Hasta tal punto que tras el 0-3 ante el Inter el 4 de diciembre, el técnico le apartó: «Vale, el partido estaba comprometido y difícil pero no me gustó nada cómo entraste».
Bove entendió y esperó la nueva oportunidad. Llegó después de 2 meses, el 19 de febrero: 16 minutos ante el Verona con muchos goles del empate. Mou, esta vez, no le dijo nada. Silencio que equivale a una promoción. Para José (de visita ayer en el Vaticano), de hecho, no había nada excepcional que felicitar. Demostrar que Bove para él es un niño solo por la edad.
La revolución que se avecina en el centro del campo en verano no le tocará según informa hoy el diario Il Messaggero. Parece una paradoja pero Bove, quien cumple 20 años en mayo, junto a Pellegrini y Oliveira es el único seguro de quedarse. La idea es transformarlo en un interdicto de calidad que pueda empezar inmediatamente detrás de los tres centrocampistas titulares.