El Olímpico estará lleno al 75% para el derby, un 25% de aforo más que en el partido de ida disputado en septiembre. Se espera casa llena. Las entradas se han vendido como pan caliente, el estadio se verá coloreado por más de 50 mil espectadores. La guardia sigue alta: aunque el grueso del núcleo duro de los hinchas de la Lazio ha sido diezmado por la daspo y detenciones y no parece que lleguen señales particularmente alarmantes desde el frente opuesto de la Roma, no se descarta que puedan ocurrir accidentes en los puntos más calientes.
Los agentes de la ley están monitoreando de cerca los posibles mensajes pro-rusos. Es por eso que la llegada de unos cincuenta ultras del Levski Sofia provocó que todos se pusieran en alerta temprana según los reportes de Il Messaggero. Los búlgaros llevan mucho tiempo hermanados con los Ultras Lazio, un hermanamiento que tiene sus raíces en la política. Los biancocelesti estarían preparando una pancarta en cirílico para los hermanos de Levski, que habían rendido homenaje a los jugadores de la Lazio con motivo de su derby con el CSKA. No es ningún secreto que los búlgaros tienen una ideología prorrusa. Ideología que concuerda con el pensamiento de los Biancocelesti.
En 2018, antes del viaje a Ucrania por la Europa League, el conjunto de la Lazio desplegó una bandera del Donbass. Un gesto que no pasó nada desapercibido, tanto que luego le impidieron marcharse. No solo búlgaros, porque los polacos del Wisla Krakow, los ingleses del West Ham y los españoles del Real Madrid también podrían tener lugar en la Curva Nord. Todo unido por un hilo negro.
También en la Sud habrá invitados: los griegos del Panatinaikhos, los españoles del Atlético y los croatas del Dinamo Zagreb. Hablando de esto último, un pequeño grupo de giallorossi se unió a ellos en el partido fuera de casa de la Europa League contra el Sevilla. Espacio también para coreografías. Los hinchas de la Lazio estarán el sábado por la mañana en el Olímpico para una inspección y unos setenta personas el domingo tendrán luz verde para empezar a montar las coreografías. Discurso similar para los romanistas, pero con tiempos diferentes.