En guerra con los árbitros y atento a respetar el bon ton con los adversarios. Pero a José Mourinho no le bastó «recordar» darle la mano a Tudor y despedirse del banquillo del Verona antes de abandonar el terreno de juego tras la expulsión decidida por el colegiado Pairetto.
Antes de abandonar el Estadio Olímpico sin desfilar ante las cámaras para evitar dar la habitual entrevista postpartido («Mourinho se va a casa», se le dijo a los periodistas mientras caminaba a la salida), el técnico portugués ha querido saludar de nuevo a los rivales. : entró en el vestuario de Verona, felicitó a Tudor ya los jugadores («El árbitro se equivocó pero estuviste muy bien») y se fue sin hablar reporta este domingo el diario Il Tempo.
Los Friedkins, que ayer regresaron al estadio, le han confiado las claves del proyecto y seguirán centrados en él. El plan ya se ha decidido: se cambiarán tantos titulares como sea posible, siempre que la directiva pueda vender tantos. Los jugadores parecen haberse desconectado durante semanas, muchos saben que están en el mercado. Los partidos y resultados que estamos presenciando son por tanto la consecuencia natural de una situación que no parece tener salida antes del mercado de fichajes. El mercado habitual al que siempre se le depositan demasiadas esperanzas.